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La propiedad, situada en la costa norte de Tenerife, ocupa una parcela de 10.000 m² y albergaba originalmente una vivienda unifamiliar aislada de tres plantas, construida en los años 60 como residencia vacacional. Sin valor arquitectónico destacable, el edificio generaba un fuerte impacto visual en el paisaje. Estructuralmente, estaba formada por pórticos y forjados de hormigón armado, rematados con una cubierta inclinada de teja. Tras décadas de exposición al entorno marino y escaso mantenimiento, la casa se encontraba en mal estado.
La rehabilitación tuvo como objetivo modernizar la vivienda, mejorando el confort, la eficiencia energética y su integración en el paisaje, sin aumentar ni la altura ni el volumen construido. La planta baja se reorganizó como una zona de día diáfana que incluye estar, comedor, cocina y estudio. La planta alta alberga tres dormitorios, uno de ellos en suite, con terraza y vestidor. El semisótano, anteriormente destinado a garaje, se transformó en un espacio de spa y gimnasio, con espacio reservado para un futuro ascensor que facilite la accesibilidad.
El proyecto apuesta por una distribución contemporánea y busca aprovechar al máximo las vistas al océano y al Teide. La estructura original de hormigón queda vista, reforzando su ritmo e identidad. Los acabados incluyen pavimentos de hormigón pulido y lavado, tarima de madera en dormitorios y biblioteca, microcemento negro en los baños, y una combinación de morteros, aluminio, acero y madera en las carpinterías interiores y exteriores.
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La propiedad, situada en la costa norte de Tenerife, ocupa una parcela de 10.000 m² y albergaba originalmente una vivienda unifamiliar aislada de tres plantas, construida en los años 60 como residencia vacacional. Sin valor arquitectónico destacable, el edificio generaba un fuerte impacto visual en el paisaje. Estructuralmente, estaba formada por pórticos y forjados de hormigón armado, rematados con una cubierta inclinada de teja. Tras décadas de exposición al entorno marino y escaso mantenimiento, la casa se encontraba en mal estado.
La rehabilitación tuvo como objetivo modernizar la vivienda, mejorando el confort, la eficiencia energética y su integración en el paisaje, sin aumentar ni la altura ni el volumen construido. La planta baja se reorganizó como una zona de día diáfana que incluye estar, comedor, cocina y estudio. La planta alta alberga tres dormitorios, uno de ellos en suite, con terraza y vestidor. El semisótano, anteriormente destinado a garaje, se transformó en un espacio de spa y gimnasio, con espacio reservado para un futuro ascensor que facilite la accesibilidad.
El proyecto apuesta por una distribución contemporánea y busca aprovechar al máximo las vistas al océano y al Teide. La estructura original de hormigón queda vista, reforzando su ritmo e identidad. Los acabados incluyen pavimentos de hormigón pulido y lavado, tarima de madera en dormitorios y biblioteca, microcemento negro en los baños, y una combinación de morteros, aluminio, acero y madera en las carpinterías interiores y exteriores.